Respirar. Sentir el frio entrar en tus pulmones. Levantar los brazos y notar la helada brisa. Parpadear al compás de las notas que salen de tus cascos. Sonreír al ver al sol esconderse. Echar vapor por la boca a la vez que sueltas un grito de libertad. Mirar a tu alrededor, y ver que no eres la única que grita. Pararte a mirar, y grabar ese recuerdo en la memoria. Cara por cara, gesto por gesto, sonrisa por sonrisa.
Volver a respirar y no querer irte de ese tejado nunca en la vida.
Momentos como esos, con sus pequeñas locuras, juegos y risas. Entre atardeceres extremos y con cajas en forma de corazón. Con humo saliendo de entre tus labios y el frío calándote los huesos. Con vistas de invierno, y mares de olivos. Con pensamientos y miradas que lo dicen todo.
Momentos como esos, son los que me hacen querer vivir para siempre.
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